domingo, 27 de noviembre de 2011

Nostalgia de Macondo. Cien años de soledad Gabriel García Marquez

MACONDO, según el pintor Graham Brown.
Macondo, en un lugar donde todo es posible, ahí los muertos regresan del más allá para vivir una segunda etapa, los fantasmas buscan compañía pues no soportan la soledad, llueven flores cuando alguien se va a la otra vida, las mujeres se elevan a los cielos.
Este pueblo lleno de magia y misticismo es un personaje en sí mismo. Se puede decir que se revela mediante un sueño al afiebrado José Arcadio Buendía, patriarca de una dinastía que será el alfa y el omega de Macondo.
Los Buendía ocupantes pioneros y fundadores del pueblo, le dan vida, lo alimentan, lo nutren y cobijan de gente, en realidad Macondo es su hijo mayor. Pero la fatalidad que llevan consigo se extiende al lugar que los acogió, que al ser como uno más de la familia sufre el mismo destino que la estirpe Buendía, el desvanecimiento.
Inicia su vida como la mente de un niño, un inocente infante en donde la fantasía y la magia encuentran un espacio limitado solo por la imaginación de sus habitantes, en esta época su fundador José Arcadio a través de su contacto con los gitanos de Melquiades llena su historia de avances disparatados e inocentes fracasos.
Cuando los hijos del pionero Buendía, José Arcadio y Aureliano comienzan desarrollarse el pueblo sigue su ritmo, hasta cuando el mayor José Arcadio  llega a la adultez y se va tras una gitana a recorrer el mundo. Úrsula la madre de los Buendía al ir en busca de su hijo aunque fracasa en su propósito, regresa con el germen del progreso con ella.
Así, Macondo comienza a cambiar como un niño hacía la pubertad cuando el comercio formal invade su vida, lo estira y hace crecer con la llegada de nuevos habitantes que le dan una vida más compleja aunque siempre bajo la tutela de los Buendía.
Generación, tras generación, suceso tras suceso, este mágico lugar se nutre y refleja, los conflictos y cambios sufridos por sus personajes, como cuando llega el tren amarillo, y su camino hacía su decadencia inicia o cuando los habitantes de Macondo se adhieren a la revolución y las guerras liberales,  pasando por el asesinato a sangre fría de los bananeros.
La inexorable tendencia de los Buendía al incesto va marcando un conteo regresivo de la destrucción familiar, demorado solo por Úrsula Iguarán que es la guardiana preventora de la desgracia familiar. Ella vela por el bienestar de todos, incluso por Macondo cuando los hombres de la familia no pueden ejercer sus obligaciones y cuidar del orden en el pueblo. A pesar de sus esfuerzos y longevidad, su muerte es el inicio del fin de la familia.
Macondo sufre el mismo destino que Aureliano Buendía, quien de soñador se convierte en un personaje recio, que poco apoco se va encerando en sí mismo, para terminar decadente en la soledad y muerto repentinamente.
Finalmente la fatalidad que acompaña permanentemente a los Buendía se apodera del pueblo que los cobijo. Cuando Aureliano Babilonia termina de descifrar los pergaminos sabe que su destino y maldición familiar, evitados durante cien años, pero consumados sin saberlo por él, marcan el fin para la estirpe Buendía, incluyendo a Macondo que desaparece destruido por un torbellino de proporciones bíblicas que borrara toda evidencia suya al pasar por él.
La añoranza de Macondo se da por la generosidad con la que sus tierras fértiles permiten florecer una historia llena de complejidades y magia. La vivida forma en que están detallados transportan al lector a sus calles, donde percibe los olores y siente la humedad de su ambiente, siente la rigurosidad de los años lluviosos. La casa Buendía cetro neurálgico de Macondo es el corazón del personaje, pues en este lugar se inician todos los acontecimientos que llenan de vida sus calles.
El más generoso de los personajes de la saga va caminando una larga senda desde su infancia hasta su vejez, cargando silente miles de secretos y mentira, alegrías y envidias, pero finalmente presente en todo momento, siendo el eje indispensable de todo, siendo punto de partida y llegada de los sucesos de la saga Buendía.
La vitalidad con que lo describe García Marquéz, incrementa la nostalgia de la existencia de un sitio donde todo es posible y donde el hombre puede forjar una vida, pero finalmente es aplastado por su destino.
Macondo, es un personaje profundo que vive en la memoria colectiva de todos, el lugar donde todo puede pasar y de donde nunca nos queremos ir, aunque sabemos que tiene un final.


Bibliografía
1967. García Marquéz, Gabriel. Cien Años de Soledad. Bogotá: Norma, 2008.


2007. Brown, Graham. Macondo. 25 d noviembre de 2011. <http://www.iriscroll.com/blog/?p=33>

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