domingo, 30 de octubre de 2011

¡Diles que no me maten!, Juan Rulfo.



Rulfo trata de forma vívida y directa un episodio de la vida rural mexicana en este relato corto. Lo obvio es trascendido por lo profundo al incorporar dos puntos narrativos sobre el hecho en cuestión. Al usar la primera persona plantea el problema de forma superficial y al pasar a narrar el evento en tercera persona, profundiza el relato de Juvencio y su búsqueda final de reivindicación.

El texto trata un conflicto entre dos vecinos pero no relata su final sino las consecuencias del mismo, el éxodo de 40 años del protagonista quién ha sufrido en vida un infierno por la acción cometida, finalmente viejo sin fuerzas y casi sin voluntad es encontrado por el hijo del afectado quien busca justicia por haber sufrió las consecuencias de la desaparición de su padre, lejos de mostrar misericordia hace ejecutar al asesino de su padre, Justino muerto sigue narrando como su hijo lo lleva a casa para su velorio en familia.

El pecado de dos padres que termina en la muerte de uno maraca la vida de sus hijos, el hijo del asesinado finalmente cobra su venganza, mientras el hijo el asesino quién ha tenido con él a su padre toda la vida, lo acompaña en su final y reivindica su legado, llorando su perdida diciéndole que aunque no sea nada para otros para su familia lo era todo.

El costumbrismo y la claridad de la narrativa transportan al lector en forma clara hacía el dolor de Justino que a pesar de pagar su error de por vida no quiere terminar con esta porque sigue siendo muy preciada.

Bibliografía


1951. Rulfo J..¡Diles que no me maten!, 25 de octubre de 2011 <http://books.google.es/books?id=stR5Wqo2OlcC&pg=PA58&dq=rulfo+diles+que+no+me+maten&hl=es&ei=WaKpTszPJYyRgQfAwog2&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3&ved=0CDsQ6AEwAg#v=onepage&q=rulfo%20diles%20que%20no%20me%20maten&f=false>.

1 comentario:

  1. César, me parece bastante acertado tu análisis y me gustaría enfatizarlo comentanto que en este cuento se repite uno de los elementos que caracterían al Boom, cuando claramente la historia narrada por el autor plasma la realidad que se vivía, la misma que se repite hasta la actualidad en muchos pueblos.

    Saludos,
    Ana Cristina Vivanco

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